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Los cambios que se avecinan en el sector de la automoción en los próximos años cambiarán completamente la forma de producir, comercializar y reparar los vehículos. Así, la conectividad y la conducción autónoma serán dos de los grandes retos a los que deberá enfrentarse el sector, con implicaciones en todos los actores que intervienen en su cadena de valor y que afectarán incluso al último eslabón: el conductor.
Sin embargo, hasta que todos esos cambios que se avecinan estén instalados en el día al día de conductor y taller, aún queda bastante camino por recorrer por lo que la adaptación a todos esos cambios será paulatina y, aunque obligará a un esfuerzo en formación y transformación de los negocios de reparación, dichos cambios serán asumibles, igual que lo han sido los cambios que ha vivido el sector en los últimos 15-20 años.
Uno de esos retos afectará de forma muy especial a los talleres especialistas en chapa y pintura, ya que una de las consecuencias de estos avances conllevará, entre otras cosas, una drástica reducción en la siniestralidad. Según el estudio Self driving cars, de KPMG, en 2040 la frecuencia de colisiones se habrá reducido hasta en un 80% en daños materiales. Sin embargo, dicho estudio también señala que cuando se produzcan accidentes tendrán mayor severidad y coste.
Asimismo, la conducción autónoma per sé, ni siquiera en su nivel 5 (el de mayor autonomía en el que el coche recibirá la orden de dónde debe llevar al ocupante y aquel se encargará de todo lo demás), el factor humano quedará eliminado, ya que los coches siempre tendrán la alternativa de pasar a la opción ‘manual’ en la que el ocupante pasará a ser un conductor tal como lo conocemos hoy en día.
Si bien la conectividad traerá una mayor interacción de los vehículos entre sí (V2V —Vehicle to Vehicle—), con las infraestructuras (V2I —Vehicle to Infrastructure), incluso con las personas (V2P — Vehicle to Pedestrian) existen multitud de variables que permitirán a los talleres de chapa y pintura mantener sus negocios. Si KITT, el mítico ‘coche fantástico’ que podía acudir a la llamada de Michael Knight por sí mismo, también sufría accidentes pese a su carrocería blindada, los coches convencionales, por muy autónomos que sean, seguirán necesitando los servicios de los talleres carroceros.
En primer lugar, cámaras, sensores… todos los sistemas de ayuda a la conducción (ADAS) que ya instalan e instalarán en mayor número los coches en los próximos años —montados tanto en las carrocerías como en el parabrisas (y el resto de lunas) —, ya necesitan (y necesitarán aún más) su calibración, mantenimiento y reparación. Por eso, disponer de un equipamiento específico: un equipo de diagnosis y una herramienta de calibración de cámaras y radares, que funcionan de forma combinada e inseparable, es ya y será cada vez más importante en el taller.
De igual forma, la carretera seguirá ofreciendo situaciones que, sea cual sea la ‘decisión’ del coche autónomo, esta sólo servirá para minimizar los efectos de una colisión, pero no significa que pueda evitarla.
Por otro lado, mientras no evolucionen las carrocerías, éstas seguirán expuestas a la climatología y los fenómenos atmosféricos (granizadas, incidencia del sol…). Tampoco podrán evitar la caída de objetos por fuertes rachas de viento, los efectos del salitre, insectos, deposiciones de pájaros… ni al paso del tiempo. Asimismo, también seguirán siendo vulnerables a gamberros, o ‘accidentes’ provocados por otros humanos sin la intervención de otro vehículo.
Las nuevas tendencias en carrocerías de coches y su impacto en los talleres
Incluso se puede ir más allá, pues una de las tendencias que está viviendo el sector es la creciente personalización de las carrocerías. Una de las últimas y más avanzadas propuestas en este sentido lo ofrece Camal, un estudio de diseño e ingeniería con base en Turín (Italia), que con la colaboración de la compañía tecnológica californiana OSVehicle acaba de diseñar y desarrollar el primer vehículo modular autónomo del mundo.
El vehículo en cuestión se llama Camal Edit, un nombre muy apropiado para un coche cuya configuración se puede “editar” según nuestros gustos y necesidades. Se trata de un vehículo totalmente autónomo y modular diseñado específicamente para la industria de servicios y las empresas de construcción de automóviles. Tiene una sola plataforma modular básica sobre la cual los clientes pueden agregar su propio diseño e incluso intercambiar los paneles de la carrocería a voluntad.
Si este tipo de tecnología se populariza, ¿por qué no imaginar que los usuarios querrán repintar sus vehículos a la medida de sus gustos?
Del mismo modo, y en este mismo sentido, otra de las tendencias que podrían popularizarse en los próximos años son las carrocerías LED, algo que ya avanzaba en 2014 el Fun Vii de Toyota, un coche cuya carrocería estaba compuesta por grandes paneles led tanto por dentro como por fuera. Esto consigue que el coche vaya cambiando de color y de tipo de luces a cada momento, lo que le convierte en una especie de camaleón automovilístico. Además permite cambiar el aspecto exterior del coche desde el móvil, con imágenes personales. Si en un futuro próximo todos los vehículos incorporaran esta tecnología, ésta también requerirá un mantenimiento y, en su caso, una reparación en un taller especialista.
Conclusión
En definitiva, existen numerosos argumentos que sirven para asegurar que los conductores seguirán necesitando los servicios de los talleres de chapa y pintura aun cuando los coches autónomos circulen por nuestras carreteras. Algo que, además, tendrá que salvar los obstáculos legales que deberán ir solventando los gobiernos en los próximos años. Y una vez se hayan solucionado, durante bastantes años, los coches autónomos seguirán coexistiendo con los coches ‘tradicionales’, pues una renovación total del parque que implique su total desaparición llevará décadas.
Eso sí, lo que está claro es que el coche autónomo reducirá la demanda de las reparaciones (especialmente las de grandes colisiones) si bien crecerán otro tipo de mantenimientos que serán el día a día de los talleres más y mejor preparados. Por ejemplo, una de las tendencias que probablemente tendrá un importante crecimiento en los próximos años, será la conocida como ‘smart repair’ (pequeñas reparaciones rápidas de chapa).